martes, 13 de noviembre de 2007

La lluvia en el sur (e)

Vivir en el sur de Chile lluvioso deja rasguños imborrables en el modo. En todos los modos. Caminar hacia el colegio a través de frios mantos de gotas y acostumbrar el cuerpo a considerar el estar seco al estar por dentro seco. Dejar la dermis plástica libre frente al embate del tiempo de turno y de a poco olvidar que lo normal es que no llueva... caminar mirando los pedazos de agua rebotar con furia en las pozas que solo se encuentran secas en el verano. Saber que todo se moja, se pudre y desaparece. Uno mismo tiritando por un segundo frente a la historia. Penetar en salones de clase calefaccionados y colgar la parka empapada. Atravesar, dando mascadas al pan amasado, cocinas enormes con estufas de leña crepitante. Encerrarse en piezas donde el temporal retumba frente a cada ventana y que uno termina por admirar dada su resistencia valerosa a un clima invencible. Mirar pinos enormes convulsionar y batirse y a veces quebrarse y caer. Atravesar la noche en pies de barro para asaltar el calor desde la leñera. Acariciar el lomo de perros de expresión altiva que se saben superiores. Y la lluvia, presente en cada rincón, música de fondo suave de toda la epopeya humana que bajo ella despliega sus matices. En Santiago todo parece un poco más blando, un poco más fácil, un poco más terrible por motivos ajenos a la naturaleza. Los espíritus tienden a lo endeble y lo soberbio. Y cuando un par de gotas se hacen presentes, da la impresión de que la ciudad fuera un barco que se hunde en medio de la conmoción de sus ratones viajeros.

La gente del sur siempre mira al cielo (quizás por eso no se mira tanto entre ella, como en Santiago). Las señales están dibujadas en él y en el sentido del torcer de los árboles.

En Puerto Varas, Puerto Montt, Chiloé... la gente mira al cielo.

"Jueiii... ya se va largarse la lluvia"

no es una queja... sino un dato

Cualquier día, a cualquier hora

no problem

3 comentarios:

Unknown dijo...

que buena descripción y que divertidas esas comillas jaja

saludos y salud!

capicua dijo...

que llueva no más que la vieja está en la cueva

y no me dio frio leerlo, pese a lo santiaguina llorona.
en vez que ganas de vivirlo así tan propio!! guardalo que sólo es tuyo

felicidades por tu aproximación acelerada a lo virtual, gran aporte

cruzma

cabellosdefuego dijo...

escribes-bonito, sobre todo cuando le tocas las fibras a una nena que se pasó toda la adolescencia en villarrica, allá donde llueve 10 meses al año, con la cola pegada a una combustión lenta.