sábado, 15 de diciembre de 2007

Ritos de paso

La gracia de los ritos de paso es marcar un antes y un después de algo. Se supone que el antes y el después son conocidos y prefijados, por lo que es tan simple como transitar desde una posición a otra atravesando esta "puerta" ritual. Pero la verdad es que eso no pasa de ser el punto de vista institucional: el ritual siempre es leído y vivido por el sujeto involucrado en él desde su propia experiencia (algo inmensamente obvio), quien, sin embargo, no sale de la estructura del antes /después. Así, da la impresión de que la propuesta de tránsito de la institución va a estar relacionada a su calidad moral: convertirla en una experiencia vivible por los sujetos dependerá de la capacidad institucional de encarnar valores elevados y generar cohesión social a partir de la persecución de éstos. Baste ver al ejército. Cuando esa calidad moral no es suficiente como para imponer una pauta interpretativa del rito, múltiples lecturas de él surgirán desde los sujetos. Baste ver mi licenciatura. En estos segundos casos, uno siempre puede pensar: "al menos esto se acabó", viviendo la proposición de pauta interpretativa como una hipocresía formal barata y esperando con paciencia el cocktail final.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Una voluntad arrojada al vacío: ¡que placer!

4 am. Lunes. Ya Lunes. Y lunes de prueba. La última de las últimas pruebas. We never surrender... y ahora llegaron las vacaciones. Vacaciones que significan hacer nada. Dejarse estar, moverse sin motivación aparente. Ser una machina animata del Señor. La primera semana siempre es dormir, mirar el techo, sentir un ventilador en la cara o tirarse a la piscina con un esfuerzo magno. Sentir al fondo de ésta que da alta subir, pero hay que respirar, pero que da lata hasta tener que respirar. Botarse en el pasto. Mirar las nubes. Comer con el pelo mojado. Despertarse a mediodía. Rebotar. Dormir. Nadar: NADA r. Hacer nada. Vaciarse para esperar un año nuevo lleno de elementos que deberán ser absorvidos. Pero primero, y por fin, vaciarse.