sábado, 15 de diciembre de 2007

Ritos de paso

La gracia de los ritos de paso es marcar un antes y un después de algo. Se supone que el antes y el después son conocidos y prefijados, por lo que es tan simple como transitar desde una posición a otra atravesando esta "puerta" ritual. Pero la verdad es que eso no pasa de ser el punto de vista institucional: el ritual siempre es leído y vivido por el sujeto involucrado en él desde su propia experiencia (algo inmensamente obvio), quien, sin embargo, no sale de la estructura del antes /después. Así, da la impresión de que la propuesta de tránsito de la institución va a estar relacionada a su calidad moral: convertirla en una experiencia vivible por los sujetos dependerá de la capacidad institucional de encarnar valores elevados y generar cohesión social a partir de la persecución de éstos. Baste ver al ejército. Cuando esa calidad moral no es suficiente como para imponer una pauta interpretativa del rito, múltiples lecturas de él surgirán desde los sujetos. Baste ver mi licenciatura. En estos segundos casos, uno siempre puede pensar: "al menos esto se acabó", viviendo la proposición de pauta interpretativa como una hipocresía formal barata y esperando con paciencia el cocktail final.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Felicitaciones Pablunther...

Por estar al lado derecho del ritual jaja...


muac

Pablofe dijo...

Si sólo existen intereses particulares todos somos hipocritas, y si todos somos hipocritas... nadie lo es.