miércoles, 21 de noviembre de 2007

Churchill y el fin de semestre

Pruebas diarias, dos horas de sueño, sobrecarga de café, guaraná, azúcar. Ojos inyectados y la mente embotada, resumen de cara de cordero retrasado mental. Mediana conciencia de lo que ocurre alrededor. Balbuceo y ganas de dormir en cualquier lado. Fin de semestre. Gruñidos de perro hobbesiano. Se acaba la buena onda. El tema es que termine. Se da la pelea en la sala, combatimos en la biblioteca, combatimos para no quedarnos dormidos, combatimos por momentos miserables de autoconciencia, combatimos para defender nuestra pequeña Isla de subjetividad (sin imperio de ultramar). And we shall never surrender!!.

PD: leyendo a Luhmann con 36 grados en la sombra

4 comentarios:

Isidora Cousiño V. dijo...

Ya, me caíste bien.
No se porqué, y es raro.
La gente suele pensar que me caen pésimo o que los adoro, generalmente será lo contrario.
Pero me caíste bien.
Puedo volver?

Francisco Ortúzar dijo...

Un gusto recibir un comentario como éste! Una declaración de empatía es algo muy apreciable, más aun si esconde en el unmarked space las razones de ésta. He de decir que provoca reciprocidad.Muy bienvenida cuando quieras.

cabellosdefuego dijo...

Hola. Lo de leer a Luhman con 36 grados lo entiendo-bien, aunque nunca he leído a Luhman pero sí tenía que leer a otros señoritos como Eagleton. Luhman no decía algo de un disket que uno tiene en el cerebro... no... no, espera, que el cerebro es un disket... no, no... sociocibernética? de seguro me estoy pasando de pelotuda y me equivoco.
saludos.

Isidora Cousiño V. dijo...

Pucha, ya había pasado por acá.