domingo, 13 de enero de 2008

Las guerras de clase media de fines del siglo XX

En el Chile del siglo XX, luego del retiro de las élites a comienzo de siglo para hacer fiestas afrancesadas y posteriormente asados piscoleros, la escena política pasó a ser dominio de la clase media nacional. El problema es que ella provenía de dos fuentes irreconcilables: el mundo miltar y la burocracia pública. Esto derivó en una serie de conflictos que fueron acrecentándose a medida que avanzaban los 100 años.

Al comienzo todo iba más o menos bien, habiendo una especie de consenso básico respecto a lo que se deseaba. Esto permitió que los gobiernos radicales encontraran cierto nivel de aceptación general en la tierra media. Pero pronto la burocracia había avanzado y ganado mucho más terreno que los militares. El estado crecía y crecía sin control absorviendo la mayor parte de los recursos del país. Pronto faltaban instituciones que inventar para seguir ampliándolo.

En los años 60 esto hizo crisis. Para seguir ampliando la clase media era necesario repartir "mejor" el país. Así nace la reforma agraria. Repartija general, y el Estado sigue creciendo. Nacionalización del cobre: nuevo ministerio, nuevos funcionarios, más dinero fresco. Y los militares ya comenzaban a sentirse bastante postergados, con sueldos muy bajos y participando poco del reparto.

En los setenta la situación llega a su clímax y se instala la clase media funcionaria pública en el poder. Fiestón mesocrático, de la repartija se pasa al jolgorio. El Estado pretende crecer hasta comerse casi todo, ergo: millones de nuevos ministerios, subsecretarias, INJUV, MIJUV, SERNAM, SISUP, CONFLINFLACH, FUSAL, ETC ETC ETC. Se les ocurre repartir mejor la plata en forma radical, pero se dan cuenta de que no era tanta tampoco ¿Solución? inventar más: las prensas de billetes no pararon. Para todo se requiere ahora un funcionario público. Los precios son fijados mediante un científico sistema que contempla dos alternativas: cara y sello. La universidad se empapa del espíritu de la época y se da sustento "científico" a la obsesión estatista funcionaria. Los militares comienzan a incomodarse porque proporcionalmente casi no reciben beneficios y cuando comienza a mostrar señales de desgaste el carrete, más encima les dan la pega de ordenar y dar tranquilidad a ellos. Al final hay más instituciones, normas y billetes que comida y la cosa se pone fea. Le echan la culpa a los gringos y a los acaparadores por boicotear al gobierno y esconder la comida (¿por qué no quiere vender su pollo fijado en 10 escudos cuando le costó criarlo 500? reaccionario!).

Al final los militares se enojan, se juntan (arman la juntación) y derriban al otro gobierno. Se ponen a ordenar a su pinta la cuestión y al que no le guste lo pasan por armas. Se ponen una tajada buena del cobre y achican el Estado porque no hay tanto militar como para ocupar todas esas instituciones inventadas. Las cuestiones que quedan se las reparten también. Imponen una eficiencia marcial en la toma de decisiones e instalan la jerarquía de mando como principio organizador. No les va nada de mal, pero al final la gente igual se aburre de tanto orden y balazo.

La burocracia funcionaria había tenido distintos destinos bajo el régimen. Depende si pesaban poco y creían mucho en el rollo inventado bajo el gobierno setentero, terminaron re mal. Otros alcanzaron a arrancarse pero a países fomes e igual de militarizados, tras la cortina de hierro. Pero con los debidos contactos y buen ojo para saltar la reja de alguna embajada, podían conseguirse estadías prolongadas de buen nivel en países "desarrollados".

Entre los que se quedaron y quedaron vivos y los que volvieron después de hartos años arman un nuevo pacto mesocrático funcionario para recuperar el poder. Esto sucede y desde 1991 comienzan a rearmar la burocracia que había quedado dañada en dictadura. En Europa habían notado que no era necesario para llegar al hiper estado agarrarse y llevarse mal con todos, sino al revés, ser muy tolerante y buena onda y reconocer la particularidad irreductible de todo. Entonces, cada una de estas cosas particulares e irreductibles requeriría de alguna institución nueva: INJUV, SERNAM, CONADI, CHILEDEPORTES etc etc etc. Como habían aprendido que no se puede imprimir e imprimir billetes sin que la gente se ponga a acaparar pollos, se les ocurre que incentivar que todo el undo se endeude hasta más no poder es la mejor solución. Es como inventar plata sin tener que imprimirla.

El siglo XX acaba sin hipertrofia estatal, pero con una clara tendencia hacia ella.

Como vemos, la clase media militar se funda en una cultura del orden y la eficiencia, pero también de la exclusividad y dignidad específica de lo militar. La clase media burocrática estatal se funda en una cultura funcionaria: gustan de las filas, los procedimientos y los timbres. A Ambos les gusta la división del trabajo, solo que los primeros realizan un trabajo más físico y los segundos de escritorio. A unos les gusta que crezca lo militar y la sociedad se organize más bien sola y a los otros que crezca el Estado, generalmente en desmedro de lo militar porque gasta mucha plata que podría ir al CONFLINFLACH, JUJUB, MEHUJEBAC, MIJDEMU, SEGPRESI, etc etc etc.

2 comentarios:

Unknown dijo...

ay no pude seguir leyendo, me latié

abrazo+beso

Pablofe dijo...

Lo leo y me rio mucho... al contrario de la palo -ma, tan nerd soy?